miércoles, 31 de mayo de 2023

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Fantasía del hierro oxidado que soñó en ser acero, que se mece arrollado en el suspiro del tiempo.

El rey dominante de la contemplación que fija su mirada al chirriar de los frenos. De infante, a príncipe, acaba por coronar su puesto de vigía. En exclamaciones navega el paraíso perdido, y sus navegantes congelados en sus puestos de batalla. Ya tan sólo queda el humo, que se disipa acariciando el verdor de la rama. 

Enredado en aquellos sueños perdidos, como una paleta de colores en manos de un ciego. Es acaso, el refugio en espejismos, realidad al abismo. 

Acude como trueno, estridente al zafarrancho del deber de lo debido, que a Morfeo, si puedo me rindo. 

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