Abrí la ventana, y entró esa brisa de aire fresco, eras tú. Sin saber quien eras, ni a donde ibas. En un momento estabas dentro, y en otro ya estabas fuera, volando lejos de aquí. Tras de si, dejaste el sonido de la lluvia, los arboles dorados y la tierra mojada.
La sonrisa, las miradas, las palabras, los silencios, los besos, el adios. Volvió el ruido; y después la confusión.
Has barrido el agua con desierto, y al final he vuelto. Bendita inspiración que de ti, tantas noches he repudiado; tras el manto oculto, finalmente te has desvelado. Serás decepción, atroz sensación; humana conclusión.
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